Heb 13, 2), pero seguro que más cristianas. Lectura de un pasaje de las Escrituras o de una poesÃa (por un miembro de la familia). Sin embargo, ambos vocablos incorporan un matiz fundamental para entender en toda su amplitud el tema que nos ocupa: se trata de instituciones o espacios “especializados” en dar cobijo a los más desvalidos y vulnerables (enfermos y huérfanos), lo cual significa que la práctica de la hospitalidad alcanza su plenitud cuando quien la solicita padece las circunstancias más adversas (pobres, refugiados, emigrantes…), como tendremos ocasión de comprobar al revisar algunos episodios o relatos de las distintas religiones. La canción que yo vine a cantar, no ha sido aún cantada. Como patriarca de su familia, el padre preside. Todos los que sean lo suficientemente mayores deben tener la oportunidad de participar. En poco tiempo, los niños podrán ofrecer sus propias oraciones. El padre debe planificar momentos en los que todos los miembros de la familia puedan realizar, a menudo, alguna actividad en unión. La cálida acogida que todos ellos pudieron experimentar durante esos días da fe de que la hospitalidad compartida por las tres grandes religiones monoteístas es la primera y mejor semilla para una convivencia fraterna y duradera. Las comidas pueden proporcionar una buena oportunidad para hablar del Evangelio. Dichas entrevistas pueden ser formales o informales y deben tener lugar con frecuencia. Cada uno de nosotros debe aprender a hablar con nuestro Padre Celestial por medio de la oración. âY sus hijos serán bautizados para la remisión de sus pecados cuando tengan ocho años de edad, y recibirán la imposición de manos. La Iglesia ha optado por reservar las noches de los lunes para la realización de la noche de hogar a fin de que la famila esté junta y ha establecido que no debe realizarse ninguna actividad de la Iglesia durante esa noche. El ofrecer una oración para la bendición de los alimentos sirve para que los padres y los niños aprendan a sentir gratitud hacia nuestro Padre Celestial. un huésped como todos mis padres (Sal 39, 13). Lo recuerda Pedro (1 Pe 2, 11) y lo reitera Pablo (Flp 3, 20; Col 3, 1-4), para quien el discípulo de Cristo es “ciudadano del cielo”, de paso por esta tierra. JOSÉ LUIS CELADA | La visita del papa Francisco a Tierra Santa el pasado mes de mayo nos dejó la imagen de Jorge Mario Bergoglio acompañado de dos buenos amigos y compatriotas: el rabino Abraham Skorka, rector del Seminario Rabínico Latinoamericano, en Buenos Aires, y el imán Omar Abboud, director del Instituto de Estudios Interreligiosos en la capital argentina. Los niños harán preguntas con frecuencia. Cuando la familia trabaja en unión en el hogar, surgen muchas oportunidades de enseñar el Evangelio. Todos ellos explican las leyes del Evangelio y las pautas para evaluar todo pensamiento, toda enseñanza y todo acto. Gracias a las nuevas tecnologías y a la red de transportes, esta “sociedad móvil” facilita la comunicación y transforma a los seres humanos sedentarios en transeúntes. No hace falta que se hable del Evangelio en todas las comidas, pero si se hace dos o tres veces a la semana, puede resultar de gran utilidad para el aprendizaje del Evangelio en familia. El Mundo Del Hogar te ofrece todo para amueblar tu casa, empresa u oficina y darle el toque que deseas, todo, a los mejores precios del mercado. Porque creer en la casa común y la mesa compartida –símbolos de la hospitalidad por excelencia– no es otra cosa que cultivar día a día el proyecto de Dios que llama al ser humano a inaugurar un mundo diferente de relaciones, quién sabe si angelicales (cf. La administración financiera de la familia. Lo escribe Homero en la Odisea. La recopilación de acontecimientos familiares. âLa Familia: Una Proclamación para el Mundoâ, La organización y el propósito de la familia, Las ordenanzas y bendiciones del sacerdocio, Cómo obtener materiales de la Iglesia y localizar información sobre historia familiar. Lectura cristiana de la hospitalidad, ¡Ahí tienes a tu madre! Ir a dÃas de campo, acampar, llevar a cabo proyectos en familia, trabajar en la casa o en el campo, practicar la natación o hacer caminatas, ver pelÃculas apropiadas y otros entretenimientos sanos son algunas de las muchas actividades que las familias pueden disfrutar juntos. Una virtud que el comentario a la Regla benedictina especifica en estos términos: A los peregrinos se les saldrá a recibir con muestra de sincera caridad, saludándoles con humildad profunda. Proponemos aquí la definición, sencilla pero sobradamente elocuente, que recoge Francesc Torralba en su libro Sobre la hospitalidad (PPC, 2014). Y a esto habrá que sumarle muchas más formas de diversión en el hogar. IV). Quizá los padres deseen tener un consejo familiar todos los domingos o antes o después de la noche de hogar. Jesucristo es nuestro lÃder y legislador. (Heb 13, 2). Desterrando la extrañeza y la desconfianza hacia el recién llegado, estaremos apostando por la fraternidad frente a la exclusión, eficaz modo de denuncia de las injusticias y anticipo del Reino. Todos deben tener la oportunidad, en forma regular, de ofrecer la oración familiar. Un hogar, un templo, un mundo. Hablar de hospitalidad en la tradición judeocristiana nos remite a uno de esos episodios sorprendentes del Antiguo Testamento. Enseña la lección o delega la enseñanza a su esposa o a sus hijos que tengan la edad para hacerlo. La manera de obtener y compartir un testimonio. La venida de Jesús, el Hijo de Dios, introduce un paso más, una radical novedad y la gran aportación del cristianismo al culto de la hospitalidad: la asistencia al extranjero, al necesitado de un hogar, como condición de Salvación, y que queda perfectamente resumida en la célebre escena del Juicio Final con la que concluye el Discurso escatológico del Evangelio de Mateo referida más atrás: Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino para vosotros desde la creación del mundo… porque era forastero, y me acogisteis… (Mt 25, 31-46). En toda noche de hogar familiar debe hacerse una oración. Los padres deben siempre tomar tiempo para darles una respuesta sencilla. Toda familia debe ofrecer diariamente la oración familiar. Learning from each other. La propia trayectoria vital de Jesús aparece marcada por la provisionalidad, la desinstalación, el tránsito. Todo un desafío, sin duda, iluminado por las palabras y usos de las tradiciones religiosas monoteístas. También puede haber en ella hijos y otros familiares. En la patria de Jesús, un cristiano, un judío y un musulmán mostraron al mundo entero que el diálogo entre las religiones –y entre los pueblos– no solo es posible, sino necesario. Al orar, debemos recordar cuatro pasos importantes: Comenzamos nuestras oraciones dirigiéndonos a nuestro Padre Celestial: âNuestro Padre Celestialâ¦â, Le damos gracias a nuestro Padre Celestial por las cosas que nos da: âTe damos graciasâ¦â, Le pedimos que nos ayude con las cosas que necesitamos: âTe pedimosâ¦â. Quizá convenga recordar en este punto –aunque solo sea de paso– el modelo imperecedero de alguien que sí lo dio: san Benito. ... Serán de asilo tanto para los israelitas como para el forastero y para el huésped que viven en medio de vosotros, para que se pueda refugiar en ellas todo aquel que haya matado a un hombre por inadvertencia (Nm 35, 15). Por ello, se deben adoptar todas las precauciones para no cometer ninguna falta contra los extranjeros. Digamos para empezar –y antes de analizar cómo integran y desarrollan dicho “mensaje hospitalario” las confesiones religiosas monoteístas– que ya los griegos, pueblo inquieto y viajero por excelencia, hizo de la hospitalidad el santo y seña de las relaciones familiares y entre pueblos, hasta el punto de sacralizar al extranjero, en el convencimiento de que este adoptaba el aspecto de las divinidades para juzgar la generosidad del anfitrión hacia el visitante: Los dioses recorren las ciudades, en forma de mortales, observando quiénes son los que tratan con violencia y quiénes los que reciben con bondad a los forasteros. Son varios los conceptos que, de uno u otro modo, remiten a la hospitalidad y se (con)funden con ella: generosidad, compasión, misericordia, altruismo, solidaridad… Conviene, por eso, en primer lugar, ensayar una definición del término recurriendo a su etimología. Todo lo dicho hasta ahora –de un modo muy especial este último apunte– subraya el potencial de comunión del cristianismo, la religión de la caridad, y pone de manifiesto su aportación fundamental desde la hospitalidad como valor evangélico en estos tiempos que corren: el mensaje cristiano debería espolear un nuevo sistema de relaciones sociales entre el “dentro” y el “fuera”, el “nosotros” y el “ellos”.
2020 el hogar y el mundo y gitanjali